CINE PARA ADULTOS
Socialmente incorrecto, vetado por organizaciones, prohibido por religiones y casi tan antiguo como las cámaras, las butacas y las pantallas de cine. De la gran cantidad de géneros y subgéneros que nos ha regalado el séptimo arte, el cine erótico es, sin lugar a ningún tipo de duda, la oveja negra de la familia.
Ante un tema como este hay que evitar dejarse arrastrar por lastres educacionales y tabúes.
Ante un tema como este hay que evitar dejarse arrastrar por lastres educacionales y tabúes.
Durante muchísimo tiempo se ha intentando estigmatizar el cine erótico, asociándolo a vicio y perversión, pero no por ello ha descendido su popularidad.
El sexo está escrito en nuestros genes y todo lo relacionado con él puede gustarnos, ¿por qué no dar una oportunidad al cine erótico dentro de la pareja?
Según un estudio de la Universidad de St. Louis (EE. UU.) La respuesta femenina ante el porno es igual a la de los hombres siempre y cuando se trate de porno bien hecho.
Dentro del entramado de reglas sociales que tratan de regir nuestro comportamiento, siempre se ha visto más normal que un hombre vea una película erótica a que una mujer lo haga.
La industria del cine para adultos es consciente de ello y por eso muchos de los títulos están concebidos para un espectador masculino: guiones poco trabajados, planos cortos de enorme duración, poca atención a la música... etc. Sin embargo, en defensa de este cine hay que decir que también hay para mujeres, o, mejor dicho, para todos los públicos con un mínimo de exigencias a la hora de ver una película.
Aunque parezca mentira existen películas eróticas que cuidan el guión, la banda sonora y muestran respeto por las fantasías de los protagonistas del film con independencia de su género.
Bill Bass™ Director de Cine